domingo, 27 de mayo de 2012

Consejos Financieros de Jesús para un rico

Cierto hombre rico, ciudadano romano y estoico, se interesó vivamente en las enseñanzas de Jesús, que le había ido presentado por Angamón. Después de muchas conversaciones íntimas este rico ciudadano le preguntó a Jesús qué haría el con la riqueza, si la poseyera, y Jesús le respondió: Dedicaría la riqueza material al mejoramiento de la vida material, así como dedicaría el conocimiento, la sabiduría y el servicio espiritual al enriquecimiento de la vida intelectual, al ennoblecimiento de la vida social y al adelanto de la vida espiritual de una generación para el beneficio y el ennoblecimiento de la generación próxima y de las generaciones sucesivas.


Pero el rico no estaba del todo satisfecho con la respuesta de Jesús.  Se atrevió a preguntar nuevamente: ¿Pero que crees tú que deba hacer un hombre en mi posición con su riqueza? ¿Debo quedarme con ella, o debo repartirla?, Cuando jesús se dio cuenta de que este hombre deseaba sinceramente conocer más profundamente la verdad sobre su lealtad a Dios y su deber para con sus semejantes, le dijo además "Mi buen amigo, entiendo que buscas sinceramente la sabiduría y que honestamente amas la verdad; por eso pienso exponer mi punto de vista sobre la solución de tus problemas relacionados con las responsabilidades de la riqueza.  Lo hago porque tú has solicitado mi consejo, y al ofrecértelo, no estoy pensando en tu riqueza de ningún otro hombre rico;  mi consejo es sólo para ti, para tu orientación personal.  Si honestamente deseas considerar tu riqueza como un fideicomiso, si realmente deseas convertirte en un guardián prudente y eficaz de tu riqueza acumulada, entonces te aconsejaría que hicieras el siguiente análisis de los orígenes de tus riquezas: pregúntate y trata de hallar la respuesta honesta, ¿de dónde vino esta riqueza? Y como ayuda en el análisis de los orígenes de tu gran fortuna, te sugeriría que recordaras los siguientes diez métodos distintos de acumular riquezas materiales:

1.- Riqueza heredada - que proviene de los padres y otros antepasados
 Cómo guardián de riquezas heredadas debes considerar sus orígenes.  Tienes la obligación moral de representar de presentar a la generación anterior en la transformisión honesta de riquezas legítimas a las generaciones venideras después de sustraer un monto justo para el beneficio de la generación presente.  Pero no estás obligado a perpetuar deshonestidades ni injusticias que puedan haberse producido en la acumulación indebida de riquezas de tus antepasados.  Un prudente sentido de discernimiento y una sabo juicio deben guiar tus decisiones en cuanto al legado de las riquezas a tus sucesores.

2.- Riqueza descubierta - que proviene de los recursos no cultivados de la madre tierra
 Todo el que disfrute de riquezas descubiertas debe recordar que una persona tan sólo vive en la tierra una corta temporada y debe, por consiguiente, disponer adecuadamente para que estos descubrimientos puedan ser compartidos de la manera más útil con el mayor número posible de sus semejantes.  Si bien, no debe negársele al descubridor toda recompensa por su trabajo de búsqueda y descubrimiento, tampoco deberá éste reclamar con egoísmo todas las ventajas y beneficios que puedan obtenerse del descubrimiento de recursos atesorados por la naturaleza.

3.- Riqueza comercial - obtenida como ganancia justa en el intercambio trueque de bienes materiales
 Todo comerciante merece un pago por sus servicios, el mercader tiene derecho a su salario.  La equidad en el comercio y en el trato honesto acordado a los semejenates en el negocio organizado del mundo crea muchos y diversos tipos de riqueza por ganancia, y cada una de estas fuentes de riqueza debe ser juzgada por el metro de los principios más elevados de la justicia, la honestidad y la equidad.  El mercader honesto ne debe dudar en recibir la misma ganancia que con equidad le otorgaría a su colega en una transacción similar.

4.- Riqueza injusta - que proviene de la explotación injusta o de la esclavitud de nuestros semejantes.
Ningún mortal que conozca a Dios y trate de hacer la voluntad divina podrá caer tan bajo como para participar en la opresión mediante el poder de la riqueza.  Ningún hombre de noble corazón podrá dedicarse a acumular el poder de la riqueza mediante la esclavización o la explotación injusta de sus hermanos en la carne.  Las riquezas son una maldición moral y un estigma espiritual cuando provienen del sudor del hombre mortal oprimido.  Toda riqueza así obtenida debe ser restituída a quien le fuera de esta manera robada o a sus hijos o a los hijos de sus hijos.  No puede edificarse una civilización perdurable sobre la práctica de robarle al trabajador su salario.

5.- Riqueza de interés -  que proviene de la posibilidad de ganancia justa y equitativa de un capital invertido
 La riqueza honesta tiene derecho a cobrar interés.  Hasta tanto los hombres pidan prestado y reciban préstamos, puede recaudarse un justo interés siempre y cuando el capital prestado provenga de una riqueza legítima.  Purifica primero tu capital y podrás entonces reclamar el interés.  No permitas que tu avidez te haga caer en la práctica de la usura.  No permitas que tu egoismo te lleve a emplear el poder del dinero para ganar ventajas injustas sobre tus semejantes en dificultades.  No caigas en la tentación de recibir usura de tu hermano que está en apuros financieros.

6.- Riqueza de genio - que proviene de las recompensas por las dotes creadoras e inventivas de la mente humana.
Si llegas a la riqueza por tu genio, si tus riquezas se derivan de las recompensas por tus dotes de inventiva, no pretendas una porción injusta de tales recompensas.  El genio le debe algo tanto a sus antepasados como a su progeniere: también le debe a su raza, a su nación y las circunstancias de sus descubrimientos e invenciones: también debe recordar que elaboró y llevó a cabo sus invenciones en su calidad de hombre entre los hombres.  Será por siempre imposible que los hombres establezcan leyes y reglas que se puedan aplicar igualmente a todos los problemas relacionados con una distribución equitativa de la riqueza.  Primero debes reconocer al hombre como tu hermano, y si deseas honestamente hacer algo por él lo que quisieras que él hiciese por ti, los dictados elementales de la justicia, la honestidad y la equidad te guiarán en la disposición justa e imparcial de todos los problemas recurrentes de la recompensa económica y la justicia social.

7.- Riqueza accidental - que se deriva de la generosidad de un semejante, o las circunstancias de la vida.
 A excepción de los honorarios justos y legítimos correspondientes a la tarea de la administración, ningún hombre debe reclamar para sí una riqueza que él tiempo y la ocasión puedan haber depositado en sus manos.  Las riquezas accidentales deben ser consideradas en cierto modo como un fideicomiso que ha de administrarse para beneficio del propio grupo económico o social.  A los poseedores de tales riquezas se les debe conceder la voz principal en la determinación de una distribución prudente y efectiva de estos recursos no ganados.  El hombre civilizado no siempre considerará todo lo que controla como su posesión personal y privada.

8.- Riqueza robada - que se obtuvo mediante iniquidades, deshonestidad, robo o fraude.
 Si una porción determinada de tu fortuna se ha obtenido a sabiendas mediante el fraude; si alguna parte de tu riqueza ha sido acumulada mediante prácticas deshonestas o métodos no equitativos; si tus riquezas provienen de tratos injustos con tus semenjantes, apresúrate a restituir estos bienes mal habidos a sus legítimos dueños.  Haz plena retribución y de este modo limpia tu fortuna de toda riqueza mal habida.

9.- Fondos fiduciarios - riqueza puesta en tus manos por un semejante para un uso específico, ahora o en el futuro.
La administración de la riqueza de una persona para el beneficio de otras es una responsabilidad solemne y sagrada.  no comprometas ni pongas en peligro ese fideicomiso.  Toma para ti de un fideicomiso tan sólo lo que permitiría cada hombre honesto.


10.- Riqueza ganada - riqueza que proviene directamente de tu trabajo personal, la justa y equitativa recompensa de tu diario esfuerzo de mente y cuerpo.
Esa parte de tu fortuna que corresponda a lo que ganaste con tus propios esfuerzos mentales y físicos, si has hecho tu trabajo en justicia y equidad, es verdaderamente tuya.  ningún hombre podrá negarte el derecho de conservar y usar esa porción de tu riqueza siempre y cuando el ejercicio de este derecho no perjudique en modo alguno a tus semejantes.



Cuando Jesús hubo terminado su discurso, este romano rico se levantó de su silla y, al darle las buenas noches, le hizo esta promesa: "mi buen amigo, percibo que eres un hombre de gran sabiduría y bondad, y mañana mismo comenzaré a administrar mis bienes de acuerdo con tu consejo".

Extraído del libro de Urantia.

Saludos
Marlon

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